CONCEPTOS FUNDAMENTALES

La relación afectiva que el analizado establece con el analista en un análisis, se re-crea. Ello implica que ya existe, en forma latente, dentro del analizado. Desde sus primeros años de vida, el sujeto neurótico alberga dentro de sí, reprimidos, un conjunto de fantasías, angustias e intensos conflictos repletos de idealizaciones, persecuciones y depresiones. En el tratamiento psicoanalítico, es esperable que todos estos procesos infantiles “retornen”, se hagan presentes en la relación analítica a través de lo que conocemos como transferencia.

Un proceso psicoanalítico consiste, fundamentalmente, en el análisis de esta transferencia, lo cual supone centrar nuestra atención en la singular interrelación recíproca entre dos individuos: el analizado y el analista. Esta relación deviene el “campo de batalla” por excelencia en el que el analizado puede apuntar a lograr la “integración” de su personalidad, superando la desunión consigo mismo, la angustia ante sí mismo y los métodos destructivos de defensa frente a sí mismo. 

La creación de la transferencia posibilita de este modo un “desentierro” de ciertas relaciones primarias que necesitan –y estaban esperando- ser revividas para darles un nuevo y mejor destino.  Tal como lo establece Racker, “la transferencia es la revivencia de la infancia en mejores condiciones; ella permite que lo que antaño fuer rechazado patológicamente sea admitido en la consciencia, sobre todo gracias a la mayor fuerza del yo adulto y a la conducta comprensiva y objetiva del psicoanalista”.